Recuerdos de infancia

Uno de los pensamientos más estimulantes para la mayoría de los adolescentes consiste en anticipar con la imaginación su decimoctavo cumpleaños, como si ese preciso momento en el que dejarán de ser solo hijos, primos y sobrinos para convertirse en personas a ojos de la ley marcase la frontera entre un antes sometido a la voluntad de otros y un después liberador.

Clara no era una excepción, aunque tampoco sería justo decir que el asunto la tuviese obsesionada. Poder votar, pedir una cerveza o sacarse el carné de conducir eran más bien temas frecuentes en las conversaciones con los compañeros del instituto que una seria preocupación personal.

Hasta el día que los cumplió.

A costa de sus ahorros había estado celebrándolo con unos cuantos amigos en la bodeguilla del barrio y, al regresar a casa, encontró todas sus pertenencias organizadas con mucho esmero en el rellano de la escalera…

 

Miguel Sandín, (fragmento del libro El silencio de la rana, disponible en Biblioteca Juana Keiser)