La leyenda del bosque sin nombre

Algunas noches de luna llena, en las que reina una magia especial en los bosques, puede ocurrir que un ciervo anciano se ponga a contar la leyenda del Bosque sin nombre. Cuando esto sucede, los demás animales se apresuran a reunirse a su alrededor.  Los zorros salen de sus madrigueras, las abejas abandonan el panal, los búhos ocupan las ramas cercanas al narrador. Todos escuchan en respetuoso silencio y fascinados, especialmente los más pequeños. Muy pronto, en todo el bosque sólo se oye la voz del viejo ciervo, contando la historia de un grupo de animales que eran diferentes a los demás y por este motivo fueron perseguidos. Todos tuvieron que huir. Y todos encontraron refugio en el mismo bosque.

La leyenda del Bosque sin nombre se remonta a la época de la Gran Catástrofe. Nadie sabe exactamente lo que ocurrió. Por aquellos tiempos se decía que la tierra se abrió de repente y empezó a escupir fuego, que las montañas se hundieron, que los ríos se secaron y que los bosques ardieron. Lo único que se sabe a ciencia cierta es que enormes extensiones de terreno quedaron arrasadas y que durante mucho tiempo nadie se atrevió a aventurarse por aquella zona desolada.

Pedro Riera (fragmento del libro La leyenda del bosque sin nombre, disponible en Biblioteca Juana Keiser)