Cuando llega la noche mamá dice:
–¡Todos a la cama!
Me asomo a la ventana y todo está oscuro. Hay una farola encendida y, junto a ella, un perro solitario.
Ahora es cuando me empieza a dar miedo, porque no se oye el televisor, ni a papá ni a mamá, que casi seguro están en su cuarto leyendo.
Me vuelvo a asomar a la ventana: el perro ya no está, y ahora, en su lugar, hay un hombre con un sombrero.
–¡Mamá! ¡Papá! – grito para que venga alguno de los dos.
–Acuéstate, Julián. Ahora vamos – oigo decir a papá.
Me quito las zapatillas y salto a la cama. Me tapo hasta el cuello y me quedo así mirando al techo.
Cuando pasa un coche por la calle, las luces iluminan la habitación y veo sombras que se mueven por las paredes.
–¡Papá! ¡Mamá! ¡Venid a darme un beso!
–Ahora vamos, Julián. Duérmete.
¡Eso, duérmete! ¡Como si fuera fácil!…
Eliacer Cansino (fragmento libro Julián tiene miedo, disponible en Biblioteca Juana Keiser)