El Circo

El pregonero apareció por la esquina de la avenida y se dirigió hacia la alameda de los plátanos. Al oír la corneta los vecinos abandonaron sus ocupaciones y se asomaron a las puertas y ventanas de las casas. Todo el mundo aguardaba con impaciencia el programa anunciador de los festejos, y los chiquillos que volvían de la escuela manifestaban su regocijo con aplausos. Elisa se echó un jersey sobre los hombros y abrió la ventana de par en par. El pregonero era un hombre enorme, de casi dos metros de altura y, como para dar realce al acto, lucía un uniforme de gran gala: chaqueta y pantalón de pana, sombrero australiano marrón y botas de color a media pierna. Al llegar a pocos metros de la casa, se detuvo, sacó el bando del alcalde del bolsillo y se aclaró ruidosamente la garganta. Al punto, los rumores de las distintas conversaciones se extinguieron. Un chiquillo ensayó un comienzo de abucheo, pero se detuvo al darse cuenta de que nadie le secundaba. —Atención —dijo el hombre, paseando una majestuosa mirada a su alrededor—. Atención. —Sostenía el pliego de papel entre los dedos y lo desdobló con minuciosidad estudiada—. Por orden del Excelentísimo Ayuntamiento se hace saber que mañana, día veintinueve de noviembre, fiesta de San Saturnino, santo patrón de la villa, regirá en todo el término municipal de Las Caldas el horario correspondiente a los días festivos, siendo sancionadas las infracciones de acuerdo con las disposiciones señaladas en edicto de dieciséis de julio último… El pregonero interrumpió la lectura unos segundos para aclararse de nuevo la garganta mientras, a su alrededor, se agrupaban sigilosamente otros niños, y las personas asomadas a las puertas y balcones emitían comentarios en voz baja. —Con el fin de conmemorar debidamente dicha festividad, el Excelentísimo Ayuntamiento ha establecido un programa de festejos cuyo horario es el que sigue:

A las diez: Misa solemne en la Iglesia Parroquial oficiada por el Magistral del Cabildo Catedralicio, reverendo Dr. Sevilla, en representación del Excelentísimo señor Obispo. A las once y media: Imposición en el nuevo Hogar-Asilo de las Medallas del Mérito a la Vejez, por la presidenta del Centro Benéfico, en presencia del delegado gubernativo. A las doce: Audición de sardanas en la plaza Mayor a cargo de la Cobla Principal de Santa Clara. A las tres: Encuentro de fútbol entre el Club Deportivo de Las Caldas y una selección regional. A las cuatro y media: Inauguración de la nueva ermita de San Saturnino, Procesión y Rosario. A las siete, en el Casino, audición de sardanas y baile. A las once, igualmente en el Casino, Gran Baile de Gala. En representación del Exmo. Sr. Alcalde, el Secretario don Pedro Gaitán Márquez.

El pregonero guardó el bando en el bolsillo y reanudó calmosamente la marcha. Desde la ventana, Elisa lo vio descender calle abajo, orgulloso como un Gulliver en medio de su corte de chiquillos con su flamante traje de pana. Al llegar al Paseo, se detuvo a liar un cigarrillo y torció hacia la izquierda, por la amarilla alameda de plátanos.

Juan Goytisolo (fragmento del libro El Circo, disponible en Biblioteca Juana Keiser)