La leyenda del hada Pressina y el rey Elinas

No hacía mucho tiempo que el rey Elinas de Albania, tierras que hoy conocemos como Escocia, se había quedado viudo. Consolaba desde entonces su tristeza cazando en soledad sin albergar esperanzas de encontrar el amor de nuevo. Cierto día ocurrió que se acercó a una fuente para beber y allí encontró a una bella mujer que entonaba un canto igual de bello. Su nombre era Pressina y resultó ser un hada. El rey se enamoró en ese mismo instante de ella y le pidió matrimonio. Ella aceptó con una única condición: «No has de visitarme cuando esté dando a luz», le dijo a su futuro esposo.

El rey y el hada se casaron y pasado un tiempo llegó el momento tener descendencia. De un solo parto nacieron tres hijas a las que luego llamarían Melusina, Melior y Palatina.

Pero sucedió que fue tan grande la alegría del rey que, olvidando la condición impuesta, entró en los aposentos de su reina justo en el momento en el que bañaba a sus recién llegadas hijas. Pressina enfurecida desapareció llevándose consigo a los bebés y se escondió en la isla de Avalon. No quería olvidar la traición de su esposo ni que sus hijas crecieran sin saber que por culpa de su padre la felicidad familiar ya no formaba parte de sus vidas.

Como era de esperar, Melusina y sus hermanas odiaron a su padre en cuanto tuvieron uso de razón y planificaron su venganza en secreto. Habían ya cumplido quince años cuando finalmente secuestraron al rey y lo encerraron en lo más alto de la montaña Brandelois.

Pero la reacción de su madre no fue la que esperaban cuando, eufóricas, le contaron lo que habían hecho. Pressina montó en cólera cuando supo lo que sus hijas habían hecho con el hombre que ella tanto había amado y les echó una maldición. Melior fue encerrada en un castillo, condenada hasta el fin de sus días a proteger a un gavilán prodigioso, pero a pesar del encierro conservaba su belleza. Palatina fue condenada a permanecer en las entrañas de una cueva fría y oscura.

y se enfadó sobre todo con Melusina, a la que consideró principal responsable, y la convirtió de cintura para abajo en serpiente condenándola además a vagar así por el mundo hasta que algún hombre quisiera casarse con ella bajo la condición de que no habrían de verse nunca en sábado. A Melusina le tocó la peor parte ya que su madre la convirtió en serpiente de cintura para abajo y le dijo:

– Melusina, por ser la instigadora del crimen cometido contra tu padre, tendrás que cuidar toda tu vida de la fuente sagrada.

Puedes vivir si quieres como mortal, pero eso sí, todos los sábados la mitad de tu cuerpo se convertirá en serpiente, para que nunca olvides el mal que has hecho contra tu progenitor. Y podrás casarte si quieres, pero nunca podrá tu marido verte mientras estés en ese estado. Si alguna vez rompe esta condición deberás abandonarlo al instante y pasarás el resto de tus días convertida en serpiente…. »

Leyenda celta