El trato de María y Papá Noel

María era una niña un poco engreída y exigente. Acostumbrada a recibir todos los años una inmensa cantidad de juguetes una navidad se encontró con que solo había recibido 10 juguetes de variado tamaño. Enojada decidió escribirle a Santa Claus:

Querido Santa:estoy realmente enojada contigo. Este año solamente me has enviado 10 míseros regalos, cuando otros años me has traído más de 30. Estoy muy enojada contigo por eso y para que sepas de mi enojo, esta será mi última carta para ti.

¡Adiós!

María

Papá Noel en persona leyó la carta y pensó que debía ir a hablar directamente con la niña.

Así inmediatamente arregló su trineo y viajó hasta la casa de la niña.

– Hola María ¿Por qué estás tan enojada conmigo?

– Es que la carta fue muy clara – dijo María aún ofuscada – Yo quería mas cantidad de juguetes.

– Pues, yo pensé que como todos los niños piden siempre tener más amigos, decidí regalarte 10 juguetes y muchos amigos.

– No me interesa tener más amigos. A mí me interesaba tener más juguetes.

– Bueno María, si eso es lo que quieres, entonces eso te daré el próximo año, pero no te enfades – dijo Santa de un modo amoroso.

El año entrante María esperaba una cantidad de juguetes mayor a los 10 del año pasado, y tal fue su sorpresa cuando la nochebuena encontró un centenar de juguetes todos para ella.

María estaba feliz y pronto quiso salir a jugar y a compartirlos con sus amigos, pero sus amigos no se interesaron en los juguetes nuevos de María. Ni siquiera en ella.

Esto no le importo en un primer momento a María ya que tenía muchísimos juguetes.

Así pasaron algunas semanas y María estaba contenta porque todos los días abría un juguete nuevo. Sin embargo, poco a poco se dio cuenta de que sin sus amigos, no podía crear juegos nuevos. Además, era bastante aburrido jugar sola siempre.

Al cabo de algunas semanas María estaba con cientos de juguetes nuevos pero sin poder disfrutarlos por estar sola con estos.

Así, María decidió escribirle otra carta a Santa y le contó que no era feliz. En la carta también le pedía que le devolviera a sus amigos y que, a cambio, le daba todos sus juguetes nuevos.

Santa sintió que la niña estaba triste y decidió concederle su regalo: muchos amigos a cambio de todos sus juguetes nuevos.

Al poco tiempo, María recuperó por completo a sus amigos y pasó todas las tardes creando e inventando un juego diferente, aunque claro ya no tenía ninguno de sus juguetes nuevos, pero eso no le importaba: ¡ella estaba muy feliz!