El terror de Sexto «B»

Los papas siempre dicen: «Cuando yo tenía tu edad, era el mejor de la clase».

Dicen también que el colegio es la época más divertida de la vida, la más feliz y sencilla… Dicen y dicen mil maravillas por el estilo. Claro que los papás llevan muchos años fuera del colegio y son gente de pésima memoria. Ya no se acuerdan del jefe de estudios ni de las malas notas. Es más, yo creo que sólo se acuerdan de las vacaciones. Estas historias del colegio no son así. Sucedieron hace muy poco tiempo, en lugares muy cercanos, y me las contaron alumnos que tienen la memoria nuevecita, porque la han gastado poco en aprenderse los accidentes geográficos o los ríos más largos del mundo. Si por casualidad encontráis a un compañero con un nombre parecido en vuestro colegio, pensad que es una simple coincidencia y no se lo digáis a nadie, para evitar problemas. Ya es suficiente con los que tiene que resolver un alumno durante cinco días a la semana, durante cuatro semanas al mes, durante nueve meses al año, durante doce o más años de colegio. Si sois buenos para multiplicar, haced la cuenta del tiempo que eso significa:

(5 días X 4 semanas X 9 meses X 12 años. R=…)

Pero si os da pereza, enviadle el problema al profesor de matemáticas. Seguro disfrutará resolviéndolo con cálculos mentales o incluyéndolo en su próximo examen escrito. Y a propósito de los profesores, no creáis que siempre se divierten. Os sorprenderíais si supierais todo lo que ellos mismos me han confesado. Sé, por ejemplo, de una profesora de música que se moría del susto con los monstruos de Cuarto «C». Las manos le sudaban, las rodillas le temblaban y se le borraba la voz, hasta que la mamá tuvo que ir a hablar con la directora, porque le iban a traumatizar a su hijita. También me sé historias muy románticas que han sucedido entre las cuatro paredes del colegio. Todas son reales. Como me las contaron, las cuento.

Yolanda Reyes (fragmento del libro El terror de Sexto «B», disponible en Biblioteca Juana Keiser)