Crónica del hombre que sabía que iba a morir un viernes

Los poderes del Angel Gris son muy limitados. Apenas si es capaz de
humildes milagros de cuarta categoría. Por eso, cuando trata de favorecer
a alguien, lo más probable es que lo reseque para todo el viaje. Una tarde,
el Angel comunicó al farmacéutico Luciano B. Herrera que su muerte se produ-
ciría un día viernes.
Al principio, el sujeto aprovechó el dato con cierta astucia: arriesgaba
su vida sin temores en sus días de inmortalidad, mientras que los viernes se
encerraba bajo siete llaves.
Muy pronto el miedo comenzó a trastornarlo. Los domingos y lunes mantenía
un relativa calma. Los martes y miércoles lloraba en silencio. Los jueves vi-
sitaba a sus amigos y parientes para despedirse de ellos. Los viernes enloque-
cía y suplicaba clemencia a gritos. Los sábados se emborrachaba para festejar
su buena suerte.
Las cosas fueron empeorando. Herrera tuvo que cerrar la farmacia, cayó en
la miseria y adquirió una merecida reputación de chiflado.
Se suicidó un martes, ante el beneplácito de quienes sostienen la doctri-
na del libre albedrío.
Los Refutadores de Leyendas pretenden demostrar la inexistencia del Angel
Gris con esta historia, que apenas alcanza para demostrar su ineficacia.

Alejandro Dolina.
Las crónicas del Ángel Gris.