Antonio A. Gómez Yebra

Nació en 1950 en la localidad de Almoharín (Cáceres), pero pronto toda la familia se trasladó a diferentes ciudades del norte de España (San Sebastián, Oviedo, Avilés, Lugo). Vivió unos años en Salamanca, donde terminó el Bachiller y empezó la carrera de Magisterio. La terminó en Málaga y es en esta provincia, en Antequera concretamente, donde comenzó a ejercer como maestro. Después fue trasladado a Caldas de Montbuy (Barcelona) y a Nerja en el curso 1974-75, donde finalmente se asentó y realizó la carrera de Hispánicas. Durante los años 1975-78 dirigió varias obras de teatro y conoció a Jorge Guillen, de quien realizaría su Tesis Doctoral en 1986 obteniendo la máxima puntuación. Durante los 80 y junto a otro grupo de autores crean y publican la revista Grupo Banda Mar. Desde 1986 es profesor titular de literatura de la Universidad de Málaga. Desde entonces ha hecho lo que ha estado en su mano para promover la literatura: dirigir jornadas de literatura infantil y juvenil; iniciar la dirección de «Aula de letras» encargada, entre otras cosas, de traer ponentes y conferenciantes escritores a la Universidad de Málaga; Miembro del Consejo de Redacción de la revista La Traíña, de Marbella, hasta su desaparición; Fundador y Socio de Honor de la Asociación Cultural «Amigos de la Concordia», de Málaga; director de varias colecciones en distintas editoriales; conferenciante dentro y fuera del país… Desde 2004 es Director del Departamento de Filología Española II y Teoría de la Literatura, Universidad de Málaga. Toda una vida volcada a la literatura y además con más de 70 libros publicados.

 

 

 

Las travesuras de Miguel

El narrador de la historia es un niño que con ocho años le dio por entrar en su casa por la ventana, él lo consideraba normal dado que su hermano Miguel de dos años y medio se subía donde quería, en el sofá, en el lavabo… y además un día le quitó a nuestro protagonista su caja de lápices de colores y la tiró al inodoro, otro día lo imitó y quiso saltar sobre una tina llena de agua y acabó dentro de ella, otro tiró a su gatito por la ventana, al día siguiente una zapatilla y en otra ocasión unas enormes tijeras de sastre, en fin, que Miguel, a su corta edad es un elemento peligroso, si lo dudan, que le pregunten a su gato Dormilón o a su tía Juana. Miguel que acompaña sus hazañas con un ¡ji, ji, ji!, tenía bastante harto a su hermano mayor con tantas travesuras y, como suele ocurrir cuando uno es muy inquieto, terminó sufriendo las consecuencias de sus quehaceres después de llevar a cabo una de las suyas.